Hola, hola chicas!!! Me he tardado más de lo debido pero aquí está el siguiente capítulo, esperen el otro y antes que nada les explico un poco de la dinámica que se manejará en este blog.
Como saben somos tres en el equipo: Anny, Andy y yo, cada una tendrá su día a la semana para publicar su capítulo. Los capítulos, después de éste, serán narrados desde la perspectiva de cada una de las chicas protagónicas, en mi caso seré Catherine o Cathy y para que nos reconozcan cada quien tiene su propia imagen, ya conforme pasen los capítulos las verán... Sin más chicas y esperando que les guste la historia, que las conquiste y que no dejen de seguirnos...
Las dejo leyendo...Nosotras
Por Carrie, Catherine y Corrine
Carrie
Abrí los ojos en la mañana a causa del odioso despertador ruidoso que me informaba que ya era hora de levantarse.
Con pereza estire la mano y empuje el despertador al piso, provocando que se rompiera, ya llevaba varias caídas, pero era mejor que estar puchando el botoncito.
Volví a cubrirme con las cobijas, me daba demasiada pereza levantarme tan temprano, era ilógico, cuál era el punto de estar en la escuela a la siete de la mañana, daba lo mismo que fuera a las siete o a las diez, de todas formas casi no entraba a mis clases, y lo único que hacía era pasar el día con mis dos amigos: Robie y Jamie.
Robie era un chico desalineado, delgado, con el cabello rizado y largo. Pasaba todo el tiempo tocando el bajo eléctrico, su sueño tanto como el mío y el de Jaime era formar una banda que marcara una generación de rock con una canción.
Jamie: un chico alto y también delgado tenía el cabello lacio y siempre se lo peinaba hacia el lado derecho cubriendo su frente, en ocasiones llegue a pensar que pertenecía al movimiento emo, pero él no era como esos chicos sensibles, demasiado extraño, con sus creencias del esoterismo, magia y vampiros, estaba mas que claro que esas cosas no existían, pero nadie le podía meter eso en la cabeza.
Me levante con pesar de la cama y me dirigí al baño, era tedioso tener solo un baño en la casa, sobre todo en las mañanas, pues siempre tenía que pelear con mi pesado hermanito menor.
¿Acaso no era ya bastante complicado tener dieciséis años?
Como siempre tuve que pelearme con él para que me dejara primero, después de todo el entraba a las ocho de la mañana y yo a la siente.
Salí rápido del baño y entre a mi habitación a vestirme, encontré unos pantalones verde olivo corte militar y una playera sin mangas negra así que me la puse.
Mire el reloj de mi celular y ya se estaba haciendo tarde.
Tome mi mochila y salí corriendo, revise rápido el refrigerador y tome un par de wuafles fríos, en la puerta había un post it que decía que tenía que pasar por mi hermano a la escuela porque mi madre tenía una cita con un paciente.
Mi madre era psicóloga y se la pasaba la mayor parte del tiempo en su consultorio, por lo que la mayor parte del tiempo no tenia reglas ni nada que me atara a una forma de anti individualidad.
No es que estuviera en contra de la mente colectiva pero por eso tenía mi propia forma de pensar y ver el mundo.
Salí corriendo y tome las llaves de mi destartalado y viejo Renault rojo, o al menos fue de ese color en sus años gloriosos. Ahora ese color solo se podía distinguir entre los pedazos de metal oxidado y lo grafitis hechos por mis amigos y yo.
Sabía lo que todos los demás pensaban de mí, pero ¿acaso ellos eran los que me daban de comer? La respuesta era no, así que. ¿Por qué tendría que importarme?
Corrine
Como todas las mañanas mi despertador sonó a las cinco cincuenta, solo lo deje sonar tres veces como siempre, me levanté del lado derecho de mi cama poniéndome las pantuflas afelpadas antes de tocar el piso frio de mi habitación.
Entre a mi ducha y me tarde menos de cinco minutos en bañarme.
Al salir ya tenía mi ropa lista preparada desde anoche, un blusa blanca y unos pantalones de gabardina azul cielo, era para verme sobria y refinada, me gustaba que pensaran de mi que era seria, y me tomaba muy enserio las decisiones que afectaban en mi vida.
Bajé a desayunar y la señora que le ayudaba a mi madre con la limpieza ya tenía servido mi desayuno, un huevo estrellado, un plato de frutas con cereal y un vaso de jugo, era lo que siempre le pedía, así llevaba un balance de mi alimentación y podía contar bien las calorías, no quería subir de peso pues de adulta no quería tener los problemas que mi padre tenía con el colesterol.
Tenía tiempo de sobra así que leí las noticia de la mañana, de nuevo lo mismo, el devalúo del dólar ante el euro, asesinatos, secuestros y novedades nulas.
Llame por teléfono a Mitzi, mi mejor amiga desde el jardín de niños, quería saber si pasaría por ella o ella pasaría por mí.
- ¿Hola?-respondió la bocina.
- Hola Mitz ¿esta mañana pasare por ti o tu vendrás? – pregunte de inmediato.
- Bueno, creo que sería mejor que tú pasaras por mí, mi hermana ocupara el auto.
- De acuerdo, estoy por ti en veinte minutos- le avise y colgué el móvil.
Termine mi desayuno y puse los platos en la lava bajilla.
Me despedí de mis padres y Salí al garaje, mi auto estaba estacionado junto a la van de mi madre, un precioso y bien cuidado beetle rosa, ya necesitaba una lavada, ya me encargaría de eso después, faltaban quince minutos para que pasara por Mitzi y no quería llegar tarde, así que lo encendí y salí en dirección hacia su casa.
Cathy
Mi madre me sacudió ligeramente tirando mi libro de “Mía para siempre” de mi cama, anoche me había quedado hasta tarde leyéndolo, era un libro interesantísimo, no solo por el romance, también porque hablaba de vampiros y cosas míticas que para mi gusto eran especiales, me fascinaba meterme en un mundo así, dejar volar mi imaginación y creer que todo eso era real, siempre me imaginaba a mí, viviendo una historia romántica con un vampiro u hombre lobo deseándome, tal y como sucedía en Crepúsculo, con Bella y Edward, que a pesar de ser diferentes se amaron y terminaron juntos por toda la eternidad. Sería más que maravilloso poder encontrar un amor así, vivir una aventura y tener amigos con los cuales compartir tus secretos y tus triunfos.
Tuve que forzarme a volver a la tierra, después de todo todas esas cosas eran cuentos, cuantas posibilidades habían de que una cosa como esas me pasara a mí.
Me lévate y como todos los días tome un baño, busque en mi armario algo bueno que ponerme, que me luciera lindo, y terminé por decidirme por una playera blanca estampada y unos pantalones vaqueros.
Aun era temprano, por lo que después de que desayune subí a mi habitación por mi mochila y mirando por la ventana me di ánimos para enfrentar mi primer día en una nueva escuela en esta nueva ciudad. Acabamos de mudarnos hace apenas una semana, fue tan pesado y ajetreado que ni siquiera tuve tiempo de conocer gente nueva, nadie con quien ir la escuela ni nada pero eso no sería obstáculo, pensaba encajar en este lugar así fuera lo último que hiciera, sería difícil, siempre lo es cuando eres “La nueva” pero me esforzaría. Dejaría de soñar con valerosos caballeros, brujas, magos, dragones y cuantos seres fuera de este mundo existían y pondría los pies en la tierra… al menos mientras estuviera en la escuela.
Tome mi mochila y me dispuse a bajar, suspire fuerte, jamás me había tocado ser “La nueva” pero transfirieron a mi papá a una nueva ciudad y nos vimos forzados a mudarnos aquí a San Francisco, ¿Qué otra opción me quedaba? Pero como siempre dicen, una nueva ciudad es el sitio ideal para empezar de nuevo, o algo por el estilo.
Mi hermano Mark ya me esperaba, el tenia dieciocho años, dos más que yo, era el mejor hermano y también mi mejor amigo, tenía el cabello rubio como mi padre y de piel muy clara como mi madre, ambos teníamos los ojos azules, aunque siempre creí que el azul lucia mejor con el rubio que con el castaño, a mi me quedaría mejor un verde, ya que como todos decían, yo era la que más me parecía a mi madre. Claro que yo creía que mi madre era mucho más hermosa que yo, la mujer perfecta y ama de casa prototipo, según decían los demás, para mí y para mi hermano era sólo mamá.
Me subí en la parte de atrás de la moto de mi hermano y nos dirigimos al bachillerato.
Estaba tan nerviosa, quería encontrar tan buenos amigos como los que tenía en mi viejo colegio, amigos con los que pudiera contar, fuere para lo que fuese.
Mi hermano sintió mis nervios y se detuvo poco antes de llegar a la escuela.
- Todo saldrá muy bien – me prometió con esa sonrisa tan característica en él y siguió su camino a la escuela.
Corrine
Encontré un perfecto lugar en frente de la escuela, y fue entonces cuando la tan odiosa de Carrie se metió en mi camino asiéndome frenar de golpe.
Carrie
Sentí una gran satisfacción al ver su rostro colorado por el enojo, no supe por que amaba tanto verla enfurecer, Corrine y yo éramos muy buenas amigas en la secundaria, pero entonces papá murió y ella no supo comprender por lo que pasaba, fue como se empezó a juntar con las Barbies de la escuela y lo pero era que también se había llevado mi amistad con Mitzi. Pero después de todo me daba lo mismo, pues perdí algo pero encontré dos amigos mejores que ella.
Corrine
No soportaba a esa marimacha, aun no podía creer que me llevara bien con ella hace un par de años, simplemente no lograba concebir la idea de cómo seguía viva después de todo el desorden que dominaba en su vida, era tan sucia y desordenada que en realidad parecía hombre.
Entones ella se bajo del auto y camino hacia el mío.
- Lo siento – dijo fingiendo un tono de voz meloso e infantil.
Aferre mis manos al volante lo más fuerte que pude y me di la vuelta para buscar otro lugar.
- No la soporto – gruñí.
- No le tomes importancia – dijo Mitzi.
1 comentario:
Madre santísima! Estoy picada! No puedo creer que tan enganchada me quede y apenas voy en el primer capítulo, el carácter de las tres es tan diferente que creo que fue difícil poder encontrar la esencia de cada una y plasmarlo, genial! Creo que Cathy será mi favorita, aunque Carrie también me agrada con esa actitud tan “I don't care what you think”, genial, increíble, no tengo palabras para decir cuánto me gusto la historia me leere un capitulo mas y me ire a dormir para seguir leyendo mañana jeje es que ya es un poco tarde :P
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