Hola hola!! Me toca capítulo en Venéficas y claro, Cathy está de regreso pero primero un poco de lo que pasó con Morgan tras tantos secretos de lo que se habla en el capítulo anterior.
Sin más las dejo leyendo, agradezco sus comentarios, nos animan mucho a seguir y espero, de todo corazón, que este capítulo les encante ;)
Morgan
Salí de la casa azotando la puerta con brusquedad. No pensaba soportar más los lloriqueos de una mujer que ahora decía que se arrepentía por sus acciones cuando no hizo nada para remediarlos durante 16 años o, aún peor, durante sus pocas semanas con nosotros.
Caminé por las calles con un rumbo en el subconsciente y sólo un rumbo: La casa de Cathy.
Me quedé frente a su casa. Si Mark estaba en mi casa y Corrine y Carrie en las suyas, ella debía estar sola. Un impulso me hizo dar un paso hacia su puerta. Sólo lo hacía para que estuviera a salvo, por si alguien atacaba... No iba a hacer otra cosa... Ni siquiera platicaríamos, seguramente.
Eso me detuvo. Últimamente ni hablar podíamos.
Decidí regresa a casa, pero alguien me detuvo.
- ¿No vas a entrar? - me preguntó esa voz conocida.
Me giré de inmediato con el corazón acelerado.
- Es una lástima - dijo la otra con un fingido gesto de dolor - Estoy seguro que le encantaría tenerte cerca.
- Podríamos preguntarle - sonrió la otra dirigiéndose a la casa.
- No se te ocurra dar un paso más, bruja - la amenacé.
- ¿O qué, guardiancito de cuarta? - se adelantó otra de ellas hacia mí - ¿Me vas a soplar con tu viento demoledor? - ironizó.
- Algo mucho mejor - dije y empecé a formar un torbellino en mis manos.
Girando, girando, girando y entonces se los arrojé sin vehemencia, dos de ellas lo esquivaron, pero la tercera no pudo.
Yo contra las tres brujas rubias. Sabía que no podría matarlas, pero pensando positivamente quizá les diera una buena lección.
Otra de ellas, la verdad no me iba a poner a pensar en sus nombres para atacarlas, me arrojó de su boca algo parecido a espinas y no tuve que meditarlo para saber que eran venenosas, así que las esquivé de inmediato.
- Morgan - canturreó la tercera y me atacó con su cuchillo. La detuve por poco y la empujé lejos de mí.
La otra seguía en medio del torbellino, tratando de escapar.
- ¡MORGAN! - gritó Cathy saliendo de su casa y la tierra tembló a mi alrededor dejando un surco que me aisló de las tres brujas.
- La heroína al rescate - se burló una de ellas y atacó a Cathy con una especie de hechizo en polvo que desvié con una ráfaga de viento.
Cathy corrió hasta nosotros, dejó prensada de las piernas a la escupe espinas con una enredadera resistente y yo volé hasta la del cuchillo sosteniéndola por detrás fuertemente. Cathy le quitó el cuchillo y se lo clavó en el corazón. La bruja cayó entre gemidos de dolor y las otras hicieron lo mismo, como si estuvieran conectadas.
Apenas fui consciente de lo que pasó después. La bruja en el torbellino logró escaparse, saltó a la calle, nos miró, miró a su hermana y desapareció, la del cuchillo también había desaparecido, pero la tercera, la de las enredaderas en las piernas, escupió espinas de nuevo. Cathy trató de detenerlas levantando un muro de tierra pero éstas traspasaron el muro e iban directo hacia ella.
Yo ni siquiera lo pensé, me interpuse y las cinco espinas se clavaron en mi espalda.
La bruja desapareció después, Cathy me sostuvo entre sus brazos y yo me desmayé.
Dormí mucho, no sé cuánto, toda una vida, quizá más. Reviví todos y cada uno de mis días, sintiendo y pensando exactamente lo mismo. Fue doloroso en incontables ocasiones, pero terminaron por pasar y el sol salía de nuevo.
Toda una vida ¿Cuánto era eso para mí? ¿Qué significaba la vida en realidad?
Desperté... no sé cuándo. Tenía la boca seca y me dolía todo el cuerpo, incluso los párpados al momento de abrir los ojos.
- Morgan - Esa voz era de... No, no podía ser...
- ¿Calixto? - pronuncié con mucha dificultad.
Cathy
- ¿Calixto? - dijo entre sueños, con fiebre todavía y quejándose mucho.
Me levanté, no tenía caso seguir ahí si él sólo llamaba a Calixto.
- Todas somos Calixto - me dijo Corrine para darme ánimos - Quizá por eso lo diga tanto, nos llama a nosotras, o a ti pero con tu nombre original.
No, no era por eso y lo sabíamos muy bien, él llamaba a Calixto, no sé a cuál de las muchas que hubo, pero llamaba a una Calixto, no a nosotras, y definitivamente no a mí.
Caminé por el cuarto sintiéndome de todo. Preocupada, enojada, triste, preocupada otra vez, más enojada y preocupada nuevamente.
Y entonces lo escuché quejarse de nuevo.
- Agua - dijo entre sueños.
- Tranquilo, está bien, la traeré.
- Agua - repitió de nuevo.
- Sí, aquí hay agua, te serviré.
- No, agua no. Calixto agua no... Calixto... el hombre, él dijo... agua no...
- Está bien, tranquilo Morgan no te daré nada.
- Agua...
Pasaron días así. Entre las chicas, Mark y yo lo cuidábamos casi todo el tiempo. Ya había pasado casi una semana y él no reaccionaba. Pero era lógico. Alisson nos dijo que el veneno de aquellas espinas se llama Veneno del Tiempo y nunca se sabe qué tan largo será el periodo de sufrimiento, o qué tan letal puede ser. Pero esperábamos que la inmortalidad de Morgan lo pusieran mejor muy pronto.
Dos semanas. Ni siquiera iba a la escuela, sabría que tendría muchos problemas pero no me importaba. Necesitaba cuidarlo, necesitaba estar ahí aunque él sólo llamara a Calixto.
Pero una mañana, Morgan se puso peor y yo estaba sola con él.
Empezó a quejarse, empezó a retorcerse y finalmente se arqueó para vomitar sangre.
- Morgan, Morgan - le pedí acercándome a él - Morgan, Morgan, háblame - empecé a llamarlo cuando se recostó de nuevo, con problemas para respirar - No, Morgan, no me dejes. ¡Morgan no! Morgan.
Pero Morgan no reaccionaba. Los espasmos lo recorrían y de pronto ya no respiró más.
- ¡Morgan! Morgan despierta, no me dejes... No me dejes Morgan.
Lloré sobre su pecho. ¿Qué hacía? ¿A quién llamaba? Mark no lo podía salvar, lo intentó varias veces, el veneno era muy fuerte, fuera de su alcance.
- Te amo - dije derramando lágrimas sobre su pecho.
"No me dejes" "No me dejes" "No me dejes"...
- Cathy - llamó una voz dulce a mis espaldas - Déjalo, Cathy.
- ¿Alisson? - me levanté y me di cuenta de que ya no estábamos en la habitación.
- Déjalo Cathy, no puedes hacer nada por él - su voz era dulce, pero no podía olvidar que ella nunca lo había sido con nosotras.
- Vete - le pedí.
- Alisson sólo quiere ayudar, Cathy - me dijo otra voz, una voz grave esta vez.
- ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres?
- Es uno de los ancianos, Cathy. Ven conmigo.
- ¿Y Morgan?
- Ven, confía en ellos.
- Me quiero quedar con él.
- Está bien - aceptó el anciano - Alisson - le dijo después y abrió una especie de portal al lado de nosotros, entre los verdes arbustos.
- ¿Y si él no quiere? - preguntó otra voz que no supe reconocer de dónde venía.
- Ya lo hizo una vez - respondió el anciano.
- Sí, y por eso ha vivido muchos años. Quizá lo mejor sea que dejemos que...
- No - dije yo entendiendo lo que veía frente a mí. Un hermoso estanque, con el agua más cristalina que jamás se hubiera visto y un aroma dulce que definitivamente no era de agua normal - Denle el agua.
Alisson se adentró y se inclinó sobre el estanque, recogió el agua con sus manos y regresó con nosotros.
- ¿Están seguras de que es lo que Morgan quiere? - nos preguntó la otra voz - ¿Estás segura de que no es lo que quieres tú, Cathy?
- Él... - "Él no querría dejarme" - dale el agua - le pedí a Alisson y ella la vertió sobre su boca.
Un brillo se extendió sobre su pecho, debajo de mis manos. Casi dejé de respirar. El brillo desapareció y, tras unos segundos su pecho empezó a respirar normalmente.
Respiré aliviada y lo abracé.
- Regrésalo a casa - escuché de nuevo la voz del anciano y el paisaje se disolvió dejando la habitación nuevamente.
Alisson seguía ahí.
- No tardará en despertar y seguro querrás hablar con él. Estaré en la cocina.
- Espera - le pedí - ¿Por qué hicieron eso? Los ancianos ¿Por qué?
- Morgan no puede morir y lo saben...
- Tú se los pediste ¿Cierto? - adiviné.
- No estaba segura de que fuera lo mejor. Como la mujer dijo. Morgan ha vivido muchos años, y la mayoría no han sido del todo buenos, quizá lo mejor hubiera sido dejar que muriera...
- Pero... - le pedí que continuara.
- Pero... - se quedó callada un momento - Pero nada. Espero que haya sido lo mejor.
Sin más se fue de la habitación.
Y como ella dijo. Morgan no tardó en despertar.
Le sonreí cuando abrió los ojos.
- Cathy - susurró como adormilado y sonriendo también - ¿Qué me pasó?
- ¿No recuerdas nada?
- Las espinas - asintió - ¿Qué pasó? ¿Cómo mejoré? Ese veneno es letal.
- Y... estabas muriendo.
- ¿Entonces? - me preguntó.
- Alisson habló con los ancianos. Te dieron agua de... la fuente.
- ¿La fuente...? - sus ojos se ensombrecieron - ¿Dónde está, la viste?
- No sé, pero sí la vi. ¿Hicimos mal en darte de beber el agua?
- ¿Por qué crees eso?
- Ya habías bebido de ella ¿No? Viviste muchos años debido a eso. Eres inmortal por esa agua.
- ¿Te lo dijeron ellos?
- No exactamente.
- Sí - aceptó después de un rato - bebí hace muchos años.
- ¿Y eres... feliz? ¿Has sido feliz? O... ¿Hubieras preferido morir?
- Hubiera... ¿Quieres que te cuente mi historia?
Asentí.
- Yo... era un muchacho rebelde, buscaba problemas, aventuras, cosas nuevas todo el tiempo. Dejé a mi familia con la idea de viajar por el mundo, pero lo cierto es que no llegué muy lejos.
- ¿Por qué? - me atreví a preguntar.
- Por Calixto.
Una punzada me dio directo en el corazón.
- La conocí en un río, se estaba bañando cuando la vi por primera vez. Era hermosa, no podía apartar mi mirada a pesar de que sabía que estaba haciendo mal con mirarla. Cuando ella me descubrió me sonrió, y me enamoré. Le conté mi historia, me moría de hambre y me llevó a su casa. Vivía sola en una cabaña lejos del pueblo, me dio de comer y me pidió que me quedara a dormir, después me pidió que me quedara un par de días y, finalmente, me terminé quedando indefinidamente. Me contó su secreto y a pesar de que en aquél entonces la magia era... algo espantoso, no me importó. La amaba como no tienes idea, y ella me amaba a mí. Nos divertíamos mucho juntos, su carácter, su forma de ser, todo en ella era... perfecto. Y así pasaron muchos meses de felicidad. Pero un día su pueblo fue saqueado, yo estaba ahí, comprando unas cosas que necesitábamos. Eran demonios que la buscaban, corrí a casa a advertirla, pero cuando llegué ella ya estaba peleando con uno. Lo mató, como era de esperarse, y yo hubiera celebrado con ella, pero el demonio, en plena batalla, me hirió gravemente. Ella intentó hacer de todo para salvarme. Hechizos, pócimas, nada funcionó y ni su ángel ni su guía pudieron hacer nada por mí, después de todo era un simple mortal. En mis últimas fuerzas ella decidió llevarme a un lugar del que pocos sabían y nadie conocía. La Fuente de la Eterna Juventud. Estaba en la cima de una montaña, yo llegué muriendo, pero decidido con beberla porque quería estar con ella, además, no sabíamos que con esa fuente me haría inmortal, creímos que sólo me salvaría y viviría, si acaso, más años de los normales, pero no tantos.
En la fuente nos encontramos a un hombre que la custodiaba. Era un anciano, pero no me refiero a un anciano de aspecto ni de los Ancianos que nos rigen, sino a un hombre de unos 35 años que en su mirada reflejaba una edad exagerada. Nos advirtió que no bebiéramos, porque sólo un hombre puede ser inmortal debido a la fuente, y aunque él esperaba la muerte sin miedo, no quería que bebiéramos por un acto de arrebato. Ni a Calixto ni a mí nos afectaron sus palabras y yo bebí. En seguida sentí la vida recorrerme. Y el hombre murió en ese momento. Pensamos que todo sería felicidad otra vez, pero no fue así. Los Ancianos, los que nos rigen, nos orbitaron de inmediato con ellos y nos sentenciaron por nuestro delito. Un mortal como yo no debía beber el Agua de la Fuente de la Eterna Juventud, el hombre que la custodiaba había sido un mago y Calixto había sido egoísta al olvidar que yo era un simple mortal debido al amor que me tenía.
Su castigo fue no volverme a ver y el mío, quedarme a custodiar la fuente en aquella cima de aquella montaña. Fueron años de delirio. Era un bello lugar pero yo quería estar con ella. Perdí la cuenta de los años, ya no me importaban, yo no envejecería, pero conservaba la esperanza de volver a verla y por eso no me dejaba morir ni que nadie encontrara la fuente, no quería morir.
Al cabo de muchos años, un Anciano bajó a verme. Calixto había muerto y a mí me ofrecían un trato. Ser el Guardían de las reencarnaciones de Calixto a cambio de cuidar la fuente por mí. Nadie la encontraría en sus manos, yo no debía preocuparme por morir de pronto y, aunque no era lo que esperaba, ellos hablaban de reencarnaciones. Quizá una de esas reencarnaciones me amara como yo a ella.
Pasaron más de 500 años, Cathy, pero al fin llegaste. Una nueva Calixto a la que yo puedo amar, incluso aún más de lo que la amé a ella - me sonrió.
- Y yo también te amo - me acerqué a sus labios y lo besé sin más.
Ufff. Capítulo Largo!! ¿Qué opinan? ¿Les gustó?