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miércoles, 19 de febrero de 2014

Desconfianza, por Carrie

Seguía sin creer lo que había visto. Jamás había visto a Cathy con esa ferocidad en la mirada, dispuesta a cualquier cosa incluso de…
Me deshice de la idea de inmediato. Después de todo ella no sería capaz de hacerle daño a alguien, mucho menos a Morgan. Mitras caminábamos no dejaba de mirara a mi amigo de reojo quien aun parecía conmocionado por la situación. Detestaba verlo de esa forma.
Le calve la mirada a aquel chico, quien me daba por completo mala espina, de pronto sentía como si estuviéramos llevando al enemigo con nosotros, pero la idea era completamente ridícula, después de todo ese chico seria quien rescataría a Corrine.
Las cosas parecían tener menos sentido que de la forma acostumbrada, porque, si ese chico era quien rescataría a Corrine, no tenía motivos para besara a Cathy, además, también estaba esa extraña obsesión de Cathy por dibujarlo todo el rato.
Llegamos a cada de Allison, últimamente las reuniones las hacíamos ahí y no en casa de Morgan, después de todo, la casa de Allison quedaba más cerca de casa de Corrine. El esposo de Allison nos sirvió limonada a todos pero la verdad dudaba que alguien si quiera pudiese beber algo.
El silencio era completamente incomodo, por lo cual me dedica a observar las expresiones de todos. Cathy miraba de manera peculiar al chico de los dibujos, Allison lo miraba expectante incluso algo esperanzada al igual que Bruce. Mark parecía inquieto, como si algo le preocupara. Ya lo averiguaría más tarde, pero el que si me preocupaba en verdad era Morgan. Materia la quijada tensa y los puños apretados sin apartar la mirada del piso.
— Supongo que tienes muchas preguntas — dijo Allison.
El muchacho miro a Allison con amabilidad pero negó con la cabeza.
— En realidad solo tengo una — admitió — ¿Qué son ustedes?
— Es algo complicado en realidad — dijo Cathy con amabilidad —. No lo creerás pero mis heminas y yo somos Wicca.
— ¡Valla! Eso es asombroso — admitió el muchacho.
— Veras, estas aquí porque necesitamos tu ayuda, con una de sus hermanas — dijo Mark.
— Si esta dentro de mis manos lo hare.
Morgan soltó una carcajada a amarga mirando con recelo al chico.
— Seguro que lo harás, porque después de eso tendrás que irte o yo…
— Déjalo en paz Morgan — tercio Cathy con tomo amenazador.
— Déjalo en paz tu, Cathy — defendí a mi amigo.
— ¡¿Estas de su lado?! — pregunto ofendida —. ¡¿Aun después de que quiso matarnos?!
— ¡Tú fuiste quien casi mato a Morgan! ¡¿Qué rayos te pasa?!
Morgan tomo mi mano llamado mi atención por completo. Tenía esa mirada de, “déjalo estar” al igual que Mark.
Bufe con frustración y mire a aquel chicho con rabia.
Me sentí extraña, yo no solía discutir con Cathy pero estaba enfadada, ¿Cómo podía defenderlo? ¿No de daba cuenta de lo que pasaba?
Nadie se atrevió a decir nada mas, excepto por Allison quien le explicaba al chico lo que estaba pasando con Corrine.
Cada vez que el chico parecía perderse en algún punto miraba a Cathy y ella asentía confirmando lo que decía nuestra guía. ¿Era normal quererle arrancar la cabeza a un extraño?
Cuando estuve a punto de perder los estribos de nuevo me puse en pie y Salí de la casa con alguien pisándome los talones.
— No quiero sermones de paciencia — dije sin voltear a ver de quien se trataba.
— Jamás he sido un experto en dártelos — dijo Mark.
No quise voltear a verlo pues sabía que si lo hacía me desquitaría con él y eso no era justo. Después de todo Mark siempre terminaba pagando los platos rotos en cuanto a mí mal humor.
— Tal vez estamos equivocados, tal vez el no puede ayudarnos — murmure.
— Es la única esperanza para traer a Corrine de vuelta — me recordó.
Patee una pequeña roca que se encontraba frente a mí.
— Solo nos traerá problemas, jamás había visto a Morgan actuar así — le advertí.
— Morgan solo esta celoso, yo hubiera hecho lo mismo si se tratara de ti — le resto importancia.
— Ese no era motivo para que Cathy quisiera matarlo — le espete.
— Fue Morgan quien ataco primero — puntualizo.
— Él no ataco a Cathy — dije con la mandíbula tensa
No quería hablar más así que me puse en camino a mi casa.
— ¡Carrie! Espera — me pidió pero lo ignore.
El corrió hacia mí.
— Vamos, no quiero pelear — aclaro —. Sé que vas a defender a Morgan a costa de todo, pero míralo desde el punto de Cathy, ella se asusto, trato de defender al chico.
Mire a casa de Allison con repulsión.
— Pues espero que encuentren la solución pronto, no quiero a ese tipo cerca.
Mark me tendió la mano y por más que quise evitar tomarla mi cuerpo se movió solo.

— Si no se va el chico por pie propio yo mismo lo puedo llevar a china — me sonrió —. Solo hay que traer de vuelta a Corrine…                 

miércoles, 12 de febrero de 2014

Ira, por Morgan

Ojalá les guste.
Un abrazo enorme. Nos leemos pronto. ;)


Morgan
- ¿Cathy? - la llamé al ver que se alejaba de donde montábamos guardia. No pareció escucharme pues siguió avanzando.
Eso era raro, me alarmé.
El ataque contra Carrie había pasado apenas unos días atrás, por eso veníamos en parejas a vigilar, para no tener problemas con ningún tipo de hechicero, bruja o demonio, para cuidarnos.
- ¡Cathy! - grité ahora pero igual siguió avanzando hasta desaparecer de mi vista.
Estaba por irme tras ella.
- Son $12.50 joven - me detuvo el señor de los helados. Había olvidado que ya los tenía en la mano.
- Sí, lo siento, es que mi novia se... - "mi novia", eso sonaba muy bien, sonreí casi sin querer. Saqué el dinero apresuradamente de mi bolsillo, pagué y seguí el camino que ella había tomado.
La perdí sólo un instante, unos cuantos segundos.
Cathy estaba de pie ante unas jardineras desde donde casi todo el parque podía verse, yo me había sentado ahí un par de veces cuando acompañaba a Carrie a patinar mucho antes de que le dijera que era una de las descendientes de Calixto.
Un chico, un tipo con un rostro familiar estaba ahí, sentado y sonriendo.
Era el chico, el Príncipe, a quien estábamos buscando, ¡Cathy lo había encontrado! Corrine se salvaría. Sonreí feliz por eso, lleno de emoción sincera... Hasta que lo vi... Bajar de un salto de las jardineras, avanzar hasta Cathy, sonriente, alegre, feliz... más de lo que él debería en esta situación, y acercarse tanto a ella para... besarla.
No puedo describir lo que sentí.
Fue como si me sacaran el aire de los pulmones.
Como si detuvieran mi corazón con un hechizo asesino...
Pero peor. El triple de peor.
Él la estaba besando.
A Cathy, a mi Cathy. A la que apenas un minuto atrás le había llamado mi novia y me había gustado cómo sonaba decirle así.
Cuando reaccioné él seguía pegado a ella y yo tenía mis manos embarradas del helado que había aplastado del enojo contenido.
Sé que cometí una imprudencia.
Sé que lo que hice después pudo habernos causado muchos problemas si alguien hubiera estado lo suficiente atento a su alrededor, pero en ese momento no lo pensé y aunque lo hubiera pensado no me habría importado.
Avancé dos largos pasos hacia ellos y con una ráfaga de viento saliendo de mi cuerpo lo alejé de ella. Una ráfaga bastante fuerte para mandarlo a volar hasta las jardineras donde él había estado esperando.
Cathy reaccionó, volteó hacia mí y me gritó:
- ¿Estás loco Morgan? - Miró alrededor, yo no me molesté en ello, y supongo que al darse cuenta de que nadie nos miraba como fenómenos tomó la decisión más hiriente del mundo, hiriente para mí, claro, pues me dolió como una puñalada con un cuchillo envenenado. Algo que por cierto sí había sentido, hace apenas unas semanas, y duele mucho. Cathy corrió hacia él.
- ¿Estás bien? - le preguntó.
La rabia y el dolor me invadieron.
El chico se estaba enderezando con ayuda de Cathy, pero iba a tardar poco en regresar al suelo. Levanté una ráfaga de viento alrededor mío dispuesto a lanzarla de nuevo hacia él. Era una ráfaga asesina, lo sé porque incluso el cielo se nubló sobre nosotros debido al poder concentrado en mi interior.
- ¿Estás bien? - repitió ella y lo enderezó sobre su brazo. Acariciando su rostro con la mano libre mientras el chico abría los ojos un poco aturdido y tomaba su mano.
Lancé la ráfaga.
Cathy la descubrió y levantó una muralla de tierra frente a ellos justo a tiempo para protegerlo a él.
La deshizo de inmediato y me enfrentó.
- ¿Qué demonios te sucede? Nos estás poniendo en riesgo.
- Aléjate de él - fue lo único que respondí.
- Aléjate tú de nosotros - me advirtió.
El aire se enfrió, yo me enfrié. Esto que sentía era algo nuevo, pero poderoso.
El tiempo estaba detenido. ¿Cuándo se había detenido?
- ¡Morgan! - era la voz de Mark, no me importó.
- ¡Allison, Mark, hagan algo! - les pidió Carrie.
Me elevé en el aire, estaba furioso y él iba a pagar mi furia.
Cathy dejó a un lado al tipo aquél, que nos veía con los ojos muy abiertos.
Relámpagos empezaron a surgir de mis manos y estaban dirigidos a él.
Cathy contraatacó. ¿Por qué lo defendía así?
Las ramas de los árboles más cercanos a mí ascendían para atraparme, lo lograron, yo no iba a defenderme de ella, pero eso no impidió que mi poder fuera suficiente para poder aniquilar al hombre que la había besado.
- ¡Morgan contrólate ya! - me advirtió Carrie con una bola de fuego en sus manos.
No le hice caso.
- ¡Morgan, por favor! No quiero tener que hacer esto.
- ¡Hazlo Carrie! - le gritó Cathy. Estaba en mi contra - ¡Hazlo ya!
Apretó más las ramas alrededor de mis brazos, mis piernas y mi cuello.
- ¡Morgan, detente!
- ¡Lo haces tú o lo haré yo Carrie! - y las ramas apretaron más.
Mi poder estaba haciendo que nevara. Pero sus palabras. Ese "Lo haces tú o lo haré yo", fueron suficientes para detenerme.
El clima regresó a su normalidad, pero yo seguía en el aire. Cathy apretó más las ramas. Poco más y me hubiera empezado a asfixiar.
No aflojó la fuerza.
- Bájalo Cathy - se le acercó Mark e intentó bajar las manos de su hermana, pero ella se resistió - Cathy, bájalo - ordenó ahora. Ella no hacía caso, todo lo contrario, apretó un poco más las ramas - 
- ¡Bájalo Cathy, no ves que ya se detuvo! - le gritó Carrie.
El aire se me iba.
- ¡Lo estás ahorcando Cathy!... 
- ¡Cathy!
Carrie me lanzó una bola de fuego, sentí calor, mucho calor, pero no me quemaba. Carrie sólo estaba quemando las ramas que me estaban asfixiando.
- ¡¿Qué diablos les pasa a todos?! - nos gritó cuando regresé al suelo con menos violencia de la que creí pues Mark estaba ahí, ayudándome a bajar.
- Él intentó matarnos - me acusó Cathy.
- ¿Es eso cierto? - me preguntó Mark.
- Sólo lo quería matar a él - confesé.
- ¿Por qué? Si se puede saber - me miró Allison acusadora. Deduje el por qué, él era la única posibilidad que habíamos pensando para salvar a su hija.
- Besó a Cathy.
- ¿Qué? - la voz de Carrie era de sorpresa y confusión.
- Eso no justifica que me hayas querido matar - me gritó Cathy.
- No te quería matar a ti. Mi poder sólo iba contra él. - le grité también.
- ¡Basta los dos! - nos ordenó Mark y cuando Carrie estaba a punto de hablar corrigió - Basta todos. ¡Ahora!
Carrie no habló más. Nadie.
Miramos al rededor. Todo estaba detenido. Los chicos en el parque, sobre sus patinetas, patines o bicicletas, las parejas felices, nadie nos veía.
- Arreglen esto y vamos a casa. Él va con nosotros - señaló al chico.
Cathy regresó las ramas a su lugar, la tierra donde debía y Carrie eliminó todo rastro de fuego. Yo ayudé a esparcir las cenizas en el aire. En un minuto todo estaba como si nada.
- Gracias Allison - le susurró Mark a la Guía - ya puedes regresar el tiempo a su orden.
- Pero yo...
El tiempo avanzó de nuevo. Mark no la había escuchado.
- Vámonos ya - nos ordenó a todos.
Mark ayudó al chico a levantarse. Él y Cathy lo ayudaban a caminar.
- No te asustes, te explicaré todo esto.
- No - sonrió él - no tienes que explicar nada. Soñaba con esto cuando soñaba contigo - le dijo.
- ¿Soñabas conmigo?
- Sí, muy a menudo. También con ellos y... sus poderes. Y aunque suene raro no me parece extraño, al contrario, es increíble.
Cathy le sonrió de verdad.
- Ese es un problema - Carrie iba a mi lado - ¿Estás bien?
- No - acepté.
¿Cómo estarlo?
- Cathy de verdad quería matarme - susurré más para mí mismo que para Carrie, el dolor me apuñaló justo en la boca del estómago.
- Ella no... - inentó justificarla pero mi mirada incrédula la detuvo - Debe tener una buena explicación.
- Lo dudo.

Y aunque la tuviera no me interesaba escucharla.
Cuando me levanté esa mañana nunca me imaginé que algo así fuera a suceder. Sólo quería estar con ella. Le había llamado "mi novia".
Pero justo ahora... No quería volver a saber nada más de ella.
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